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jueves, 13 de octubre de 2011

Fogonazo de Existencialismo

"Cuando el más apartado rincón del globo haya sido técnicamente conquistado y económicamente explotado; cuando un suceso cualquiera sea rápidamente accesible en un lugar cualquiera y en un tiempo cualquiera; cuando se puedan experimentar, simultáneamente, el atentado a un rey en Francia y un concierto sinfónico en Tokio; cuando el tiempo sólo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia de todos los pueblos, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar todo este aquelarre como fantasmas las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y después qué? "


(Introducción a la metafísica, Martin Heidegger)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Reloj de Cuco

"En Italia, durante treinta años bajo el dominio de los Borgia, tuvieron guerra, terror, asesinato y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza tuvieron amor fraternal; quinientos años de democracia y paz, ¿y qué produjeron? El reloj de cuco."



Este famoso diálogo de "El Tercer Hombre" no estaba en el guión que escribió Graham Greene, sino que lo añadió el propio Orson Welles y que copió del dictador italiano Benito Mussolini.

Por cierto, el reloj de cuco no fue inventado en Suiza.

martes, 6 de septiembre de 2011

La suerte del más débil

Me encontré de bruces con la fatalidad una tarde de verano mientras me tomaba un descanso de mis habituales obligaciones, como rescatar a niños de orfanatos en llamas o probar, con ahínco, la comodidad de los muebles de exposición en grandes almacenes, cuando sin comerlo ni beberlo sufrí un accidente: me torcí el dedo meñique de forma harto dolorosa. Y mi dedo, creyéndose morcilla, se disfrazó de tal.

La casualidad quiso que el dedo menor de mi mano hábil tuviese que interponerse en la trayectoria de un proyectil esferoide propulsado con inusitada fuerza por la pierna inútil de un compañero del equipo de fútbol en el que me dedico a dar patadas lde resaca los fines de semana, que queriendo colocar dicho objeto en la escuadra más lejana de la portería que defendía un servidor, lo estampó contra mi mano muerta presuntamente de forma inintencionada y debido a su necedad en el deporte y su evidente falta de puntería. Aunque la culpa es nuestra por jugar al fútbol con un bizco.

Acudí raudo a las dos semanas al hospital cuando me percaté de que mi sufrido dedo seguía de luto, y de que el apartoso vendaje amateur que me había practicado consultando vídeos en youtube sobre como hacerle el nudo a las corbatas no había surtido el efecto deseado. Después de otros 14 días inmovilizado por el traumatólogo, y otra semana más libre pero con la condicional de no hacer esfuerzos, me sigue doliendo.

Es curioso como los animales se aladaptan al medio en el que viven, y en todo el tiempo que he estado privado de mi meñique he aprendido a jugar con el teclado WASD sin usar el tabulador, CTRLizquierdo ni SHIFTizquierdo, así como a hurgarme en la oreja izquierda empleando el meñique del pie como sustituto. Para que luego digan, soy un hombre de recursos. Y de re-cursos, por mi afán de repetirlos.

Aparte de que mi minusvalía, espero que temporal, me ha servido para darme cuenta de la importancia que desempeña este dedo en los quehaceres humanos, y ya me he afiliado a la sociedad secretísima del Club del Meñique, cuyos miembros me han acogido con fervoroso entusiasmo. Los tres.

lunes, 27 de junio de 2011

Sic transit gloria mundi


Iba a escupir una nube de términos que ahora mismo están de actualidad pero el empacho de Mainstream me  provoca náuseas. Pagamos un precio muy alto por estar al día, pues requiere de constante dedicación a informarse, un tiempo que malgastamos a diario ya sea en medios de prensa (controlados) por canales públicos, privados, oficiales o clandestinos. Generalmente y por simplicidad recurrimos a lo cercano y conocido, pese que Internet nos brinda la posibilidad de explorar e informarnos a nuestro antojo casi con total libertad y casi sin la censura que caracteriza a los medios de prensa tradicionales.

Contemplo de nuevo la foto de la cara desfigurada de una de las víctimas de brutalidad policial en Egipto (porque guardé la URL de una web sobre noticias internacionales), un inocente que fue masacrado por un par de soldados que lo detuvieron y lo mataron a golpes ante la atenta mirada de varios testigos. Sólo se acordarán sus familiares y allegados. Un verdadero mártir y no los descerebrados que se estallan a diario en Iraq o Afganistán. 

Pero en el fondo da igual, porque así pasa la gloria por el mundo, de forma efímera. Lo que fue noticia ayer hoy no es más que polvo, tinta seca en papel envejecido pudriéndose, un archivo alojado en un servidor que nadie consulta, señales atenuadas hasta desaparecer. No dan igual los muertos de los telediarios, no recordamos ni sus caras, podrían repetirnos imágenes pasadas, como alguna vez ha ocurrido, que ni nos percatamos. Las víctimas de la represión de las revueltas en Egipto ya han caído en el olvido. 

Seguro que ni recordamos el gentilicio. ¿Egiptianos? ¿Egiptienses? ¿Egiptos? Antes de ayer eran egipcios, ayer libios y hoy sirios. Y otros cientos de miles que ni salen en las noticias a menos que sean toreros o actores famosos que se escoñan con el coche. Mañana ya no importará como hoy ya no importa que Rusia se quemara, Haití se muera de hambre o La India y Pakistán se ahogaran. El mundo gira tan deprisa que si uno intenta pararlo será atropellado, o si gira la cabeza para mirar el pasado se perderá lo que sucede en el presente. Cuando lo único que tenemos es el pasado, y todo se lo debemos a él aunque no reconozcamos su mérito o ni tan siquiera lo conozcamos.
“Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus, singula dum capti cincumvectamur amore.”
Traducción: “Pero entre tanto huye, huye irreparable el tiempo, mientras nosotros, atrapados por el amor, damos vueltas una y otra vez a las mismas cosas de una en una.”
[Virgilio, Geórgicas (3: 284)]

Y eso que nosotros somos unos privilegiados que vivimos con la comodidad da contemplar la realidad desde nuestra reconfortante butaca del primer mundo, con todo al alcance de nuestra mano. Y no lo aprovechamos como debiéramos. Míseros de nosotros que nos entretenemos mientras sin saberlo se nos va escapando el tiempo como arena entre nuestros dedos mientras nos preocupamos por banalidades como el color de nuestro iPod o del amor del de turno, de si veremos/leeremos o no tal obra o de si nos lo pasamos lo suficientemente bien el fin de semana pasado. Qué triste.

Tempus fugit. Sic transit gloria mundi. O quam cito transit gloria mundi. 

miércoles, 25 de mayo de 2011

La Muerte en Isfahan

Una versión que encontré de este cuento que leí bajo otro nombre por primera vez en el libro "Cuentos Breves y Extraordinarios" del genial Borges, una recopilación que hizo de historias cortas y exóticas en las que se aprecia el contraste y la diferencia cultural con los cuentos tradicionales de nuestro folclore.


La Muerte en Isfahan


“Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto. Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.



—Amo —le dijo—, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
—Pero ¿por qué quieres huir?
—Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.


El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán. Por la tarde, el propio mercader fue al mercado, y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.

—Muerte —le dijo acercándose a ella—, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?
—¿Un gesto de amenaza? —contestó la Muerte—. No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de Ispahán, porque esta noche debo llevarme en Ispahán a tu criado”

miércoles, 6 de abril de 2011

Billete de ida y vuelta

- ¿Así que has estado en París?
- Sí. Veo que las 24537467 fotos que he subido al Facebook han servido de algo.


- Pues fíjate que no sabía que te ibas.
- Esa era la idea cuando no te lo dije. Ni a ti ni a nadie. Quería que fuera un golpe de efecto, como cuando muere el Papa o Beckham lanza una falta.


- Y no sé quién me contó que te habías ido en tren.
- En realidad fui en barco de vapor y luego hice transbordo en Zeppelín, pero lo oculto porque no quiero que sepáis que soy un ferviente defensor del estilo de vida steampunk.


- O sea, que fuiste en avión.
- Sí claro. Eso o París vino a mí como la montaña a Mahoma, una de dos. Hay que tener cuidado con esta práctica porque hace unas semanas el emperador japonés no fue al mar y al final el mar fue a él y... bueno, se armó un cisco...


- ¿Pero ya has superado tu miedo a volar?
- Más o menos. En realidad ahora tengo miedo al miedo a volar, que es algo más complicado pero parecido a la doble negación en Inglés y por lo tanto se anulan los efectos. Ahora, que desconcierta un rato. Cuando fui coger un taxi, facturé el equipaje, y cuando iba a bajarme del avión embarqué y al final me hice la picha un lío y casi abro una puerta en pleno viaje cuando intenté ir al baño. Menos mal que los auxiliares de vuelo me hicieron ver que estaba en un error, aunque me costó entender lo que me decían porque al pasaje le dio por gritar al unísono. Todo locos. Pero bueno, luego me reconcilié con ellos y para que vieran que en el fondo soy una persona afable estuve preguntando en alto cada 30 segundos si habíamos llegado ya al destino, para que no albergaran ninguna duda.


- Así que por fin cogiste un avión.
- Qué va, si no me dejaron. Y mira que insistí en pilotar yo, pero ni puto caso me hicieron. Y eso que presioné alegando que me había pasado el Microsoft Flight Simulator 98 en modo experto. Nada, ni aún amenazando con secuestrar el avión a punta de mi dedo. Si es que no me extraña que no me tomaran en serio, no debí dejar que me confiscaran la pistola en el aeropuerto, aunque fuera de pegamento líquido. Tampoco jugó en mi favor que yo fuera disfrazado de torero. Total que me tuve que resignar e ir sentado con el resto del pasaje. Eso sí, me erigí como el alma de la fiesta y animé el cotarro con una pelea de comida gracias a la cual la aerolínea hizo el agosto porque no de no ser así ni dios se hubiera pedido ni un tentempié. Es que no veas que precios, por la nubes. Digo yo que serán así para guardar rigor con la situación del avión.


- ¿Y no te pusiste nervioso?¿No lo pasaste mal?
- Nah, sólo cuando me arrinconaron contra una ventanilla unos escolares que iban de viaje organizado y me molieron a aceitunazos. Gracias a Dios un grupo de japoneses con pinta de hombres de negocios me socorrieron y repelieron el ataque lanzando todo tipo de gadgets electrónicos de penúltima generación y de improperios en su lengua natal. La alianza de civilizaciones, un éxito. Debieron apiadarse de mí porque no paraba de repetir "Shoryuken" y "Hadouken" cuando me defendía de los escolares enardecidos, y seguramente me confundieron con un oriundo de su tierra del sol naciente. Qué majos.


- ¿Y viajaste solo?
- Qué remedio, también me confiscaron el dragón de Komodo en el aeropuerto. Que si "no se permiten animales en la cabina de pasajeros", que si "dios mío me ha escupido a los ojos aaaahg", el caso es joder la marrana al ciudadano de a pie, en mi caso de a pies en polvorosa porque el animalito se puso hecho un basilisco cuando le negaron el paso y yo me escabullí aprovechando la confusión y la granada de humo que acababa se soltar.


- ¿Y por París qué tal?
- Muy bien, pero todo lleno de parisinos. Son como nosotros pero hablan como raro y no entendía una mierda, así que pensando que me estaban tomando el pelo decidí inventarme yo también las palabras. En fin, ya te contaré, porque se me pasó el tiempo volando, como en el avión, y cuando me quise dar cuenta ya estaba de nuevo en mi celda de Madrid. Lo que tiene la INTERPOL, un rigor y una eficiencia que ya quisiera el Equipo A. Ya hablamos en el próximo horario de visitas. Cuídate.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Viviendo en el pasado

Vivo en el pasado. Y vosotros también. Todos vivimos en el pasado, no por deseo expreso, sino porque simplemente el presente no existe, es un término acuñado por la necesidad de nominar el momento en el que se vive, que en realidad ya ha tenido lugar, forma parte del pasado.

Desde que tus sentidos perciben el estímulo externo de la situación que estás viviendo, lo transfieren al sistema nervioso por el cual se propaga hasta llegar al cerebro, el cual interpreta la información recibida y actúa en consecuencia dependiendo de la naturaleza de la misma, incluyendo el traspaso de lo que está ocurriendo a nuestra consciencia y su grabación en nuestra memoria reciente que es el momento en que nos damos cuenta de lo que está pasando, transcurre un periodo de tiempo pequeño pero significativo. Cuando te percatas de lo que está sucediendo ya es demasiado tarde, ya ha ocurrido, has tardado demasiado en procesar la información que te brinda el entorno. 

Vivimos con un desfase de, pongamos, un segundo, que estipulo yo que puede ser el tiempo aproximado que tardamos en realizar todo el desarrollo expuesto anteriormente, exceptuando con los movimientos reflejos pues los impulsos que los causan jamás llegan al cerebro y es la médula espinal quien responde con una acción motriz inmediata a una señal determinada que generalmente entraña peligro, un gesto que no pensamos en realizar. Es el método defensivo que tenemos para evitar algún daño o minimizarlo reduciendo el tiempo de exposición mediante la limitación del tiempo empleado en la generación de nuestra reacción, ya que omitimos el proceso mental del análisis de la situación y el pensamiento de una respuesta adecuada.

La Desintegración de la Persistencia de la Memoria (Salvador Dalí)

Siempre tenemos consciencia de lo que ha ocurrido a posteriori. "Qué bien me lo pasé anoche", "Gran viaje hemos hecho", "Parece que fue ayer cuando empezó el curso y ya está terminando"... todas esas reflexiones se producen una vez vivido el acontecimiento, y asimilado. Al echar la vista atrás el tiempo transcurrido, ya sean segundos, días o años, nos parece insignificante y fugaz, influidos también por una memoria incompleta que se va desintegrando y corrompiendo poco a poco. No somos los dueños de nuestro tiempo. Es él el que nos domina y maneja a su antojo, y nos atropella asíduamente escapándose de nuestro control. Somos los juguetes de Chronos.

De hecho creo que es improbable que tengamos pues la certeza de que hayamos muerto cuando nuestro cuerpo exhale el último suspiro de vida. Los habitantes de Hiroshima y Nagasaki que perecieron al momento de estallar las bombas atómicas jamás supieron qué ocurrió. Dejaron el mundo sin saber que lo estaban haciendo, pues debido a la incertidumbre sobre la existencia de un más allá en principio descarto la posibilidad de una reflexión ulterior sobre lo acontecido. Los supervivientes en cambio sí que tuvieron la oportunidad de meditar y recordar lo acontecido, y algunos de ellos lo plasmaron en unos dibujos terroríficos, muchos de ellos realizados por niños. Diría que las escenas son dantescas, pero he desarrollado aversión a dicho adjetivo desde que los medios de comunicación lo han desgastado con su uso indiscriminado para describir el escenario de cualquier tragedia.

Siempre he tenido esta teoría del desfase temporal entre el desarrollo de los acontecimientos y la percepción que tenemos de ello. Hace algún tiempo leí un artículo de un científico que también la postulaba y defendía, así que me reafirme en mi creencia. No he logrado encontrar alguna fuente sobre el tema (mentira, he pasado de buscar), pero bueno, lo único seguro es que "El tiempo es el único enemigo que mata huyendo", como dijo Quevedo. 

Así que corred, corred y perseguidle, que no se zafe con facilidad.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Libertad para morir

Bajo ese impactante título se esconde una joya del séptimo arte de visionado cuasiobligatorio para todos aquellos cinéfilos de pro, protagonizada por el polifacético Juan Claudio Van Damme en un papel estelar de chuloputas regalando tollinas a diestro y siniestro esta vez entre los muros de un penal, a saber bajo qué ridículo pretexto, cuya esencia tan bien supo captar y enlazar con la actualidad nacional el mejor programa que ha dado la Televisión patria, el extinto "El informal", como se puede ver en el siguiente vídeo [enlace]. Y si os parece exagerada la parodia, el Trailer oficial casi la supera: [Trailer].

Pero esta entrada no va dedicada a dicha película ni a otros mitos del celuloide de los 80s y los 90s de actores (por llamarlos de alguna forma) emblemáticos como Steven Seagal o el mismo Van Damme (mis favoritos) que tantos buenos ratos me han hecho pasar, pues es encontrarme zappeando en la televisión con la emisión de alguna de sus obras y engancharme por completo en su visionado, analizando cada plano, secuencia, línea de guión y disfrutando cada segundo del metraje. De lo malas que son, resultan buenas, entretenidas y cómicas en su abusivo uso de los tópicos del género de acción. Mierda supreme, una exquisitez. Y ya si actúan a dúo, en títulos míticos como "Tango y Cash" (Kurt Russel-Sylvester Stallone) o "Double Team" (Van Damme-Dennis Rodman!), la experiencia resulta orgásmica.

Desconfiad de las críticas que leáis y hacedme caso, merecen la pena. Lástima que las emitan a horas tan intempestivas y sin previo anuncio, aunque así podéis enfocarlo como una práctica contracultural underground. Que no se diga que no sois indies o rebeldes. He de decir que debido a la gran fama que adquirieron los supermusculados Stallone y sobre todo el ex-Gobernator Schwarzeneger, sus filmes quedan fuera de este grupo de "películas de acción que de lo malas que son resultan buenas" (cuyos títulos potentes a la par que atractivos ya te ponen sobre aviso y alertan del contenido esperable) porque algunas de ellas sí que son realmente buenas películas de acción: Rambo's, Terminator's, etc. 

Bajo esa apariencia pétrea descomunal se esconde un actorazo. El summum de sus papeles cómicos se da en "El Último Gran Héroe", comedia indispensable en la que Schwarzeneger parodia el género de acción e incluso a sí mismo, con múltiples guiños a otros títulos. Soberbia. Caviar Deluxe. Salsa de Carne.

Yo apunto directamente a Van Damme, Steven Seagal, Chuck Norris, Charles Bronson y en menor medida Kurt Russel y otros bastante más desconocidos, pero no por ello menos inexpresivos o peores en sus respectivos rols de héroes ciclados reparteguantazos, algunos de los cuales nos muestran en sus últimas películas que no han sabido envejecer, motivo más si cabe para verlas y desternillarse hasta la extenuación con el descaro en el empleo de dobles de acción en las escenas arriesgadas. Steven Seagal gordo y viejo ya ni se mueve, sólo dispara y usa ponchos para disimular el más que evidente sobrepeso. Os animo a que consultéis sus filmografías o cuanto menos la programación diaria y os unáis a mí en esta afición tan agradecida. Os garantizo un carrusel de carcajadas mínimo por película, amén de la realización personal y el buen sabor de boca final que deja el triunfo del bien sobre el mal y el villano despanzurrado de forma cruel y dolorosa.

Me he vuelto a ir por las ramas, pero es yo soy así, impetuoso al  vivir escribir, y vago también, pero cuando me pongo, me pongo. Retomando el leitmotiv del post cuyo trampolín era la película de Van Damme homónima al título de la entrada, con "Libertad para Morir" quería hablar de la sensación de falsa libertad que me embarga siempre que me encuentro con que me he zafado de los grilletes de los exámenes por haber terminado estos, pero en lugar de disfrutar del plácido momento de liberación que se suele experimentar tras su consecución sucumbo en el agobio de todas las tareas pendientes contenidas y pospuestas para intentar contrarrestar la falta de hábito de estudio que arrastro y que me obliga a dedicarme casi exclusivamente a los exámenes durante sus prolegómenos y el periodo que duran los mismos, lo cual desemboca en privación de sueño, enajenaciones mentales transitorias y una bajada en la frecuencia de tocamiento de pies.

Quizás sea fruto de la carencia de un orden y concierto en mis acciones, el caos rige mi modus operandi et vivendi, o de mi inutilidad organizativa a la hora de establecer plazos y una mínima rutina, o de mi costumbre de ignorar las llamadas del deber y procrastinar hasta el infinito hipotecando mi futuro tiempo libre.

O quizás sea que soy un puto vago. Pero no sin remedio, pues quiero y pretendo cambiar, o si no el paroxismo de mi pereza supina acabará conmigo. Un día me levantaré cansado, y otro me cansaré de levantarme, y como dudo que aprenda a desarrollar la fotosíntesis, moriré. De todas formas mi redención ya ha comenzado: me he apuntado a Holgazanes Anónimos, aunque todavía no he ido a ninguna de sus reuniones ni me han asignado padrino. Ya iré mañana. O mejor, el lunes, después del gimnasio. Y este cuatrimestre/año pretendo estudiar semanalmente y llevar las asignaturas al día.

Sea como fuere, ahora estoy en el cenit de la LIBERTAD PARA MORIR. Y no me disgusta.