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lunes, 19 de octubre de 2009

Meses sabáticos

Sin que sirva de precedente porque no suelo cumplir mis promesas, aunque sí mis amenazas, voy a explicar el motivo de mi ausencia bimestral*: "lo fui dejando, lo fui dejando y...".

Un esguince de tobillo de 2º-3º grado me imposibilitó temporalmente (y aún me impide el deporte) y en lugar de darme a la blogosfera como James Steward a la fotografía en La Ventana Indiscreta, me sumí en un absurdo bucle de jornadas de sueño de más de 10 horas combinadas hábilmente con siestas de no menos de dos y maratones de visionado de series, todo ello sincronizado con el reloj biológico de un neozelandés.

Mi vida pasó del aburrimiento moderado por la carencia de animación al más completo tedio de la insulsa existencia de un minusválido en período de exámenes, lo que sumado al grado de inapetencia académica que alcancé y al carácter huraño y arisco que desarrollé (siempre entendí al Dr. House, estar cojo pone de mala hostia), acabó por convertirme en un renegado del contacto humano. Por eso no actualicé. Porque soy un holgazán sin oficio ni beneficio, un zángano del siglo XXI. Y porque no tenía nada que contar, ni ganas de invertarlo.

Una vez me dijo un amigo:
- Podrías ganar un concurso de vagos.
A lo que yo le respondí, todavía tumbado:
- Para eso tendría que presentarme...


*P.D.: pero no volverá a pasar. Os lo prometo.

viernes, 16 de octubre de 2009

Tras tanto andar errante, el Regreso

Como el hijo pródigo volvió a casa de su padre tras dilapidar toda su herencia en putas, vicios y jolgorio, así retorno yo a mi blog, oasis de evasión de mis castigados sentidos, después de meses de abandono. Espero que me recibáis como el padre de la parábola anterior, y matéis a vuestro carnero más cebado y mandéis a los criados vestirme con vuestras mejores prendas, y que todos juntos nos regocijemos en torno a la hoguera y demos gracias al señor (al que queráis, os dejo elegir entre los 3.300 millones que hay). Algo así como cuando el hijo que se ha ido de Erasmus vuelve a la casa familiar. Aunque bueno, con que quede alguien en el blog y no me reciba a palos yo me conformo.

Todo tiene su explicación y ahora mismo me encuentro inventándome una excusa lo más verosímil posible que justifique tan prolongada ausencia, así que mañana con más calma, más horas de sueño en el expediente y más cafeína en sangre, os la cuento. (Sí, sí, voy a postear 2 días seguidos aún a riesgo de morir por ello en un ataque de blogosferitis aguda).

No os la perdáis. Habrá nazis. Y hamsters. Y coches que vuelan. Y un funcionario filatélico llamado Mauricio. De momento, os dejo con mi amigo Frank.

Primera imagen que sale en Google al buscar "retorno". Soy ASÍ de vago.


P.D.: el título está sacado de "La Insoportable Levedad del Ser" de Milan Kundera, libro que me recomendó una antigua amiga hace tiempo, pero antigua no porque haya dejado de serlo (a punto ha estado en muchas ocasiones), sino porque tiene ya más de 95 años (mercurianos). Como amenazaba con seguir dándome la brasa eternamente, decidí leermelo. Si os interesa buscadlo en Google, que además de paranoico soy perezoso de nivel 70.