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lunes, 2 de noviembre de 2009

Halo Wing

Pensé que este año los disfraces más repetidos serían el de Hija de ZP y el de Gripe A por ser temas de radiante actualidad, pero me equivoqué, como cada vez que intento comprender y vaticinar tendencias. Debería renunciar ya a mi sueño de convertirme en el Hari Sheldon del siglo XXI. Predecir el comportamiento de la masa humana nunca ha sido lo mío (entre otras muchas cosas, como pelar gambas).

Es curioso como hemos abrazado la tradicional fiesta estadounidense de Halloween, que año tras año va aumentando su calado en nuestra sociedad, sobre todo entre las nuevas generaciones. Quizás sea porque nos brinda una excusa perfecta para trasvestirnos y por el morbo de lo grotesco y erótico de las indumentarias propias de la celebración, que nos permiten desatar nuestros instintos y miedos más bizarros. Aunque siempre hay gente que no capta el mensaje y sale a la calle disfrazado de Pitufo o Minnie Mouse, aunque quizás ellos fueran un paso por delante y no haya sabido entenderles yo a ellos ni la perversión de sus vestimentas.

Sea como fuere este 31 de octubre me he subido yo también al carro de los ayankilados y he aprovechado la ocasión para salir a la calle armado con objetos punzantes y cortantes y embadurnado de rojo sangre coagulada, sueño que siempre había deseado cumplir pese a los esfuerzos de distintos psicólogos infantiles, y adoptando la forma de un icono universal del cine de terror he logrado una de las finalidades originales de la fiesta, o así me lo hicieron saber varios anónimos: "Dar miedo de verdad". Quizá por ello me quedé sin caramelos. En cuanto disponga de alguna foto la compartiré con vosotros y así podréis juzgar el éxito de mi caracterización.

De momento os tendréis que conformar con la foto que da título a esta entrada, la cual se acaba justo después de ella.

1 comentario:

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