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miércoles, 2 de febrero de 2011

Libertad para morir

Bajo ese impactante título se esconde una joya del séptimo arte de visionado cuasiobligatorio para todos aquellos cinéfilos de pro, protagonizada por el polifacético Juan Claudio Van Damme en un papel estelar de chuloputas regalando tollinas a diestro y siniestro esta vez entre los muros de un penal, a saber bajo qué ridículo pretexto, cuya esencia tan bien supo captar y enlazar con la actualidad nacional el mejor programa que ha dado la Televisión patria, el extinto "El informal", como se puede ver en el siguiente vídeo [enlace]. Y si os parece exagerada la parodia, el Trailer oficial casi la supera: [Trailer].

Pero esta entrada no va dedicada a dicha película ni a otros mitos del celuloide de los 80s y los 90s de actores (por llamarlos de alguna forma) emblemáticos como Steven Seagal o el mismo Van Damme (mis favoritos) que tantos buenos ratos me han hecho pasar, pues es encontrarme zappeando en la televisión con la emisión de alguna de sus obras y engancharme por completo en su visionado, analizando cada plano, secuencia, línea de guión y disfrutando cada segundo del metraje. De lo malas que son, resultan buenas, entretenidas y cómicas en su abusivo uso de los tópicos del género de acción. Mierda supreme, una exquisitez. Y ya si actúan a dúo, en títulos míticos como "Tango y Cash" (Kurt Russel-Sylvester Stallone) o "Double Team" (Van Damme-Dennis Rodman!), la experiencia resulta orgásmica.

Desconfiad de las críticas que leáis y hacedme caso, merecen la pena. Lástima que las emitan a horas tan intempestivas y sin previo anuncio, aunque así podéis enfocarlo como una práctica contracultural underground. Que no se diga que no sois indies o rebeldes. He de decir que debido a la gran fama que adquirieron los supermusculados Stallone y sobre todo el ex-Gobernator Schwarzeneger, sus filmes quedan fuera de este grupo de "películas de acción que de lo malas que son resultan buenas" (cuyos títulos potentes a la par que atractivos ya te ponen sobre aviso y alertan del contenido esperable) porque algunas de ellas sí que son realmente buenas películas de acción: Rambo's, Terminator's, etc. 

Bajo esa apariencia pétrea descomunal se esconde un actorazo. El summum de sus papeles cómicos se da en "El Último Gran Héroe", comedia indispensable en la que Schwarzeneger parodia el género de acción e incluso a sí mismo, con múltiples guiños a otros títulos. Soberbia. Caviar Deluxe. Salsa de Carne.

Yo apunto directamente a Van Damme, Steven Seagal, Chuck Norris, Charles Bronson y en menor medida Kurt Russel y otros bastante más desconocidos, pero no por ello menos inexpresivos o peores en sus respectivos rols de héroes ciclados reparteguantazos, algunos de los cuales nos muestran en sus últimas películas que no han sabido envejecer, motivo más si cabe para verlas y desternillarse hasta la extenuación con el descaro en el empleo de dobles de acción en las escenas arriesgadas. Steven Seagal gordo y viejo ya ni se mueve, sólo dispara y usa ponchos para disimular el más que evidente sobrepeso. Os animo a que consultéis sus filmografías o cuanto menos la programación diaria y os unáis a mí en esta afición tan agradecida. Os garantizo un carrusel de carcajadas mínimo por película, amén de la realización personal y el buen sabor de boca final que deja el triunfo del bien sobre el mal y el villano despanzurrado de forma cruel y dolorosa.

Me he vuelto a ir por las ramas, pero es yo soy así, impetuoso al  vivir escribir, y vago también, pero cuando me pongo, me pongo. Retomando el leitmotiv del post cuyo trampolín era la película de Van Damme homónima al título de la entrada, con "Libertad para Morir" quería hablar de la sensación de falsa libertad que me embarga siempre que me encuentro con que me he zafado de los grilletes de los exámenes por haber terminado estos, pero en lugar de disfrutar del plácido momento de liberación que se suele experimentar tras su consecución sucumbo en el agobio de todas las tareas pendientes contenidas y pospuestas para intentar contrarrestar la falta de hábito de estudio que arrastro y que me obliga a dedicarme casi exclusivamente a los exámenes durante sus prolegómenos y el periodo que duran los mismos, lo cual desemboca en privación de sueño, enajenaciones mentales transitorias y una bajada en la frecuencia de tocamiento de pies.

Quizás sea fruto de la carencia de un orden y concierto en mis acciones, el caos rige mi modus operandi et vivendi, o de mi inutilidad organizativa a la hora de establecer plazos y una mínima rutina, o de mi costumbre de ignorar las llamadas del deber y procrastinar hasta el infinito hipotecando mi futuro tiempo libre.

O quizás sea que soy un puto vago. Pero no sin remedio, pues quiero y pretendo cambiar, o si no el paroxismo de mi pereza supina acabará conmigo. Un día me levantaré cansado, y otro me cansaré de levantarme, y como dudo que aprenda a desarrollar la fotosíntesis, moriré. De todas formas mi redención ya ha comenzado: me he apuntado a Holgazanes Anónimos, aunque todavía no he ido a ninguna de sus reuniones ni me han asignado padrino. Ya iré mañana. O mejor, el lunes, después del gimnasio. Y este cuatrimestre/año pretendo estudiar semanalmente y llevar las asignaturas al día.

Sea como fuere, ahora estoy en el cenit de la LIBERTAD PARA MORIR. Y no me disgusta.

2 comentarios:

  1. " Y este cuatrimestre/año pretendo estudiar semanalmente y llevar las asignaturas al día."

    Mentira cochina, y lo sabes, xDDD

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  2. No haces mención a tu enfermedad terminal que casi te inutiliza (más) para toda la vida y que te ha privado de presentarte a (casi) todos los exámenes de febrero?

    Puta mierda...

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