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sábado, 6 de diciembre de 2008

Prosopopeya Épica

Y en ese preciso instante, sin premisa premonitoria alguna, se precipitó con presteza por el precipicio con un vaso de precipitados precintado y presurizado en la mano, que contenía el precioso prepucio del preclaro preceptor predecesor del príncipe predilecto del pueblo. Ese fue el precio de preconizar un predicador prejuicioso, precursor del preludio al culto a Priapo.

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