Es un error creer que cualquier problema importante puede
solucionarse con ayuda de unas patatas.
Por ejemplo, una vez hubo una raza locamente agresiva
llamada Monomaníacos Blindados Silásticos de Striterax. Ese era solamente el
nombre de su raza. Su ejército se llamaba de un modo enteramente horripilante.
Por suerte vivieron en una etapa primitíva de la historia de la Galaxia,
anterior a las que hemos encontrado hasta el momento, hace veinte billones de
años, cuando la Galaxia era joven y fresca y toda idea por la que mereciera la
pena luchar era nueva.
Para la lucha era para lo que mejor servían los
Monomaníacos Blindados Silásticos de Striterax, y como se les daba bien, lo
hacían a menudo. Combatían también contra sus enemigos (es decir, contra todo
el mundo) y también entre sí. Su planeta era un desastre absoluto. La
superficie estaba llena de ciudades abandonadas, cercadas por inservibles
máquinas de guerra que a su vez estaban rodeadas de hondas trincheras en las
que vivían los Monomaniacos Blindados Silásticos peleándose entre sí.
La mejor manera de entablar pelea con un Monomaníaco
Blindado Silástico de Striterax era haber nacido. No les gustaba, se ofendían.
Y cuando un Monomaníaco Blindado Silástico se enfadaba, alguien pagaba el pato.
Cabría pensar que se trataba de un estilo de vida agotador, pero parecían
poseer una enorme cantidad de energía.
El mejor medio de tratar con un Monomaníaco Blindado
Silástico era dejarle solo en una habitación, pues tarde o temprano empezaba a
golpearse a sí mismo.
Al fin comprendieron que aquello era algo que debían
evitar, y dictaron una ley en la que se decretaba que todo aquel que utilizara
armas en razón de su trabajo silástico normal (policías, guardias de seguridad,
maestros de enseñanza primaria, etc.) debía pasar al menos cuarenta y cinco
minutos diarios dando puñetazos a un saco de patatas para descargar la
agresividad excedente.
Durante una temporada aquello dio buen resultado, hasta que
a alguien se le ocurrió que sería mucho más eficaz y se desperdiciaría menos
tiempo si, en vez de dar golpes a las patatas, se disparaba contra ellas.
Ello condujo a una renovación del entusiasmo por disparar
contra toda clase de cosas, y todo el mundo estuvo muy excitado durante semanas
ante la perspectiva de su primera guerra importante.
Otro logro de los Monomaníacos Blindados Silásticos de
Striterax es que fueron la primera raza que consiguió sobresaltar a un
ordenador.
Se trataba de un ordenador gigantesco, creado en el
espacio, que se llamaba Hactar y que incluso en nuestros días se recuerda como
uno de los más eficaces que se hayan construido jamás. Fue el primero en
construirse como un cerebro natural, pues en él cada partícula celular
albergaba en su interior la configuración del todo, cosa que le permitía pensar
de manera más flexible e imaginativa y que, al parecer, también le puso en
condiciones de sobresaltarse.
Los Monomaníacos Blindados Silásticos de Striterax libraban
una de sus continuas guerras con los Tenaces Garguerreros de Stug, y no
disfrutaban tanto de ella como de costumbre porque debían efectuar una enorme
cantidad de recorridos fatigosos por los Pantanos de Radiación de Cwulzenda y
por las Montañas de Fuego de Frazfraga, y no se encontraban cómodos en ninguno
de ambos terrenos.
De manera que, cuando los Estrangulones Estiletantes de
Jajazikstak se sumaron al conflicto obligándoles a luchar en otro frente, en
las Cuevas Gamma de Carfrax y en las Tormentas de Hielo de Varlengooten,
decidieron que ya estaba bien y ordenaron a Hactar que les proyectara un Arma
Definitiva. Final.
-¿Qué queréis decir con Final? -preguntó Hactar.
-Consulta un puñetero diccionario -contestaron los
Monomaníacos Blindados Silásticos de Striterax, precipitándose de nuevo al
combate.
De modo que Hactar proyectó un Arma Final.
Era una bomba muy pequeña; se trataba simplemente de una
caja de empalme situada en el hiperespacio que, una vez activada, conectaba
simultáneamente los corazones de todos los soles importantes para de ese modo
convertir el Universo entero en una gigantesca supernova hiperespacial.
Cuando los Monomaníacos Blindados Silásticos intentaron
utilizarla para volar un polvorín que los Estrangulones Estiletantes tenían en
una de las Cuevas Gamma, se enojaron mucho al ver que no funcionaba y se lo
dijeron a Hactar.
Al ordenador le había conmocionado la idea.
Intentó explicar que había pensado en el asunto del Arma
Final llegando a la conclusión de que si no hacía explotar la bomba no era
concebible que las consecuencias fuesen peores que si la hacía estallar, y que
por tanto se había tomado la libertad de implantar un pequeño defecto en el
funcionamiento de la bomba con la esperanza de que todo el mundo reflexionara
fríamente y comprendiera que...
Los Monomaníacos Blindados discreparon y pulverizaron el
ordenador.
Más tarde lo pensaron mejor y también destruyeron la bomba
defectuosa.
A continuación, tras una pausa para aplastar a los Tenaces
Garguerreros de Stug y a los Estrangulones Estiletantes de Jajazikstak,
siguieron buscando un medio enteramente nuevo para volarse a sí mismos, lo que
constituyó un profundo alivio para todas las demás razas de la Galaxia, en
especial para los Garguerreros, los Estiletantes y las patatas.
(Douglas Adams, "La vida, el universo y todo lo demás",